Artículos para Pacientes. Dr. Pablo Corral

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Mar del Plata, Argentina
Dr. Pablo Corral. Especialista Jerarquizado Clínica Médica. www.icm-mdp.com

jueves, 7 de febrero de 2013

Virus del Papiloma Humano (HPV) y Cáncer de Cuello Uterino


Virus del Papiloma Humano (HPV) y Cáncer de Cuello Uterino 
El cáncer de cérvix es el segundo tumor más frecuente entre las mujeres a nivel mundial, aunque su incidencia presenta importantes variaciones según regiones. Así, en la mayor parte de países no industrializados es uno de los tumores femeninos más frecuentes, mientras que en los países desarrollados su incidencia es claramente menor. Estas diferencias en los patrones de afectación constituyeron el punto de partida de estudios analíticos que pusieron en evidencia una relación causal con el virus del papiloma humano (HPV). Así, son factores de riesgo el comportamiento sexual de la mujer y su pareja y el estatus socioeconómico, como indicadores de exposición a dicho virus. Otros factores de riesgo de este tumor son el tabaquismo, los anticonceptivos orales y ciertas deficiencias nutricionales, aunque todavía no está claro si estos actúan independientemente del HPV.
La infección por HPV es la enfermedad de transmisión sexual (ETS) más común actualmente. La infección sin síntomas del cuello uterino por HPV se detecta en el 5 a 40% de las mujeres en edad reproductiva. La asociación entre infección por HPV y cáncer del cuello del útero es de alta magnitud, así las mujeres con esta infección tienen un riesgo de 20 a 70 veces más con respecto a aquellas que no lo tienen. Este riesgo es aún mayor que el de la asociación entre tabaquismo y cáncer pulmonar, y es comparable solamente a la asociación entre hepatitis B crónica y cáncer hepático, relaciones causales que son indiscutibles.
Detección temprana:
Si todas las mujeres tuvieran exámenes de la pelvis y pruebas de Pap (abreviatura de Papanicolaou) con regularidad, la mayoría de las condiciones precancerosas se detectarían y tratarían antes de que se volvieran cancerosas. De esa forma, se podría prevenir la mayoría de los cánceres invasores.
La prueba de Papanicolaou es una prueba sencilla, sin dolor, para detectar células anormales en el cuello del útero o en su alrededor. 
Una prueba de Pap se puede hacer en el consultorio del médico o en un centro de salud. Se usa una espátula de madera y un cepillo pequeño para recoger una muestra de células del cuello del útero y de la parte superior de la vagina. Las células se colocan en un portaobjetos de vidrio que se envía al laboratorio médico para su examen. 
La Sociedad Americana del Cáncer recomienda las siguientes guías para la detección temprana: 
  • Todas las mujeres deben comenzar las pruebas de detección del cáncer del cuello uterino tres años después de haber comenzado las relaciones sexuales, pero no más tarde de los 21 años de edad. 
  • La prueba del Papanicolaou se debe realizar anualmente. Si se utiliza la prueba nueva del Pap, conocida como citología líquida, ésta debe hacerse cada dos años. 
  • A partir de los 30 años de edad, las mujeres que hayan tenido tres pruebas consecutivas con resultados normales pueden hacerse las pruebas cada dos a tres años. 
  • Las mujeres de 70 años o más, que hayan tenido tres o más pruebas del Pap consecutivas con resultados normales, y que no hayan tenido ninguna prueba con resultados anormales en los 10 años previos, pueden dejar de hacerse las pruebas de detección del cáncer de cuello uterino. 
  • Las mujeres que se hayan sometido a una histerectomía total (extirpación del útero y del cuello uterino) también pueden dejar de hacerse las pruebas de detección del cáncer de cuello uterino. 
Prevención:
La monogamia mutua (tener relaciones sexuales sólo con una pareja) y la abstinencia de relaciones sexuales previene su transmisión. La utilización de preservativos contribuye también a prevenir la transmisión de este virus.
No se dispone de tratamiento para la infección por el HPV, pero las verrugas que este virus provoca se tratan con diversas técnicas médicas. Las personas infectadas deben informar a sus parejas antes de mantener relaciones sexuales y en caso de presentar verrugas evitar las relaciones hasta su tratamiento.
En cuanto a la vacunación, la edad ideal sería entre los 10 y los 12 años; antes del primer contacto sexual, que en el 70% de los adolescentes se produce a los 15 años. Se ha comprobado, además, que cuanto más joven se administre la vacuna más capacidad inmunogénica tiene. 
La vacuna pentavalente ha sido fabricada mediante el ensamblaje, por ingeniería genética de las VLP (partículas semejantes a virus), por lo que no son contagiosas y actúan frente a los tipos de HPV que producen la patología más importante. Se estima que cuando esta vacuna se utilice en forma masiva (falta su aprobación definitiva por las autoridades sanitarias), se reduciría la incidencia de infección por HPV y obviamente se observaría una disminución del cáncer de cérvix, lo que supondría sin dudas un gran avance sanitario. 
“Es sumamente importante que todas las mujeres, especialmente aquellas en período reproductiva realicen su consulta regular, no menos de una vez por año, a su Ginecólogo o médico de cabecera, quien seguramente le aconsejará realizar la prueba de Papanicolau, método totalmente efectivo para la prevención del cáncer de cuello de útero”


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